“Los hombres buenos y generosos, no crean victimas; cuidan de las victimas.”, Julian Assange

Feminización de la pobreza

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Feminización de la pobreza (en inglés: feminization of poverty) es concepto acuñado en la década de 1970 para expresar que la pobreza económica afecta más a las mujeres que a los hombres.[1] El fenómeno se refiere a aquellos mecanismos y barreras sociales, económicas, judiciales y culturales que generan que las mujeres y otras identidades feminizadas se encuentren más expuestas al empobrecimiento en nuestra calidad de vida.[2]

El concepto que nos ocupa, “feminización de la pobreza”, fue acuñado en los EEUU hacia fines de la década del 70. La bibliografía consultada (CHANT,2003a; MOGHADAM, 2005) coincide en atribuir laprimera mención del mismo a un trabajo de la investi-gadora Diana Pearce, de 1978, titulado: Thefeminization of poverty: Women, work, and welf-are.

El concepto feminización de la pobreza alude también a los siguientes hechos:[3]

  • El crecimiento de la proporción de mujeres entre la población pobre: la feminización de la pobreza es un proceso y tendencia a que la representación desproporcionada de las mujeres entre los pobres aumente progresivamente.
  • El sesgo de género de las causas de la pobreza: mujeres y hombres tienen roles y posiciones diferentes en la sociedad, y la distinta incidencia de la pobreza en ambos es un resultado inevitable de este hecho.
  • La mayor exposición de las mujeres a la pobreza, debido a los mayores niveles de inseguridad, precariedad y vulnerabilidad que sufren por su posición subordinada a los hombres en el sistema de relaciones de género.

Según datos de Naciones Unidas, el 60% de las personas que pasan hambre en el mundo de forma crónica son mujeres y niñas. Ellas constituyen dos terceras partes de los casi 800 millones de analfabetos, ingresan de media un 60% menos que los hombres, poseen menos de un 20% de la tierra cultivable (a pesar de que más de 400 millones de agricultoras producen la mayoría de los alimentos que se consumen en el mundo) y sólo un 50% de las mujeres en edad de trabajar tienen un empleo, frente al 77% de los hombres.[4]



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Referencias


Enlaces externos