“La erradicación de la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia. Es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente. Mientras persista la pobreza, no habrá verdadera libertad.”, Nelson Mandela (1918-2013)

Informe Brundtland

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Informe Brundtland

A finales de 1983, el secretario general de las Naciones Unidas pidió a la primera ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland, que creara una comisión independiente para examinar los grandes problemas ambientales y que propusiera mecanismos para que la creciente población del mundo pudiera hacer frente a sus necesidades básicas. El grupo (formado por ministros, científicos, diplomáticos y legisladores) celebró audiencias públicas en cinco continentes durante casi tres años. La comisión partió de la convicción de que era posible construir un futuro más próspero, justo y seguro para la humanidad. La principal tarea de la llamada Comisión Brundtland fue generar un plan para afrontar el cambio global. Su mandato especificaba tres objetivos:

  • Reexaminar cuestiones críticas relacionadas con el medio ambiente y el desarrollo y formular propuestas realistas para hacerles frente.
  • Proponer nuevas fórmulas de cooperación internacional en temas medioambientales y de desarrollo capaces de orientar las política y los acontecimientos hacia la realización de los cambios necesarios.
  • Aumentar los niveles de concienciación y compromiso de los individuos, las organizaciones de voluntarios, las empresas, las instituciones y los gobiernos.

El Informe Brundtland (cuyo nombre oficial fue Nuestro futuro común; Our Common Future) fue presentado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en abril de 1987. El Informe Brundtland contribuyó a generalizar el concepto de desarrollo sostenible, que definía como:

El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.

Esta defición contiene dos conceptos fundamentales:

  • El concepto de necesidades, particularmente las necesidades básicas de los pobres, a las que se les debe dar prioridad.
  • La idea de las limitaciones impuestas por el estado de la tecnología y la organización social sobre la capacidad del medio ambiente para satisfacer las necesidades presentes y futuras.

El informe no pretendía ser una predicción futurista, sino un llamamiento apremiante que avisa de que ha llegado el momento de adoptar las decisiones que permitan asegurar los recursos para sostener a esta generación y a las siguientes.

Propuestas del Informe Brundtland

En el informe se describen dos futuros:

  • Uno viable, en el que los gobiernos aplican el concepto de desarrollo sostenible y organizan nuevas estructuras y relaciones más equitativas, que puedan eliminar el abismo de energía y recursos que separa a los países ricos de los pobres. La incorporación de consideraciones económicas y ecológias sostenibles en la planificación del desarrollo requeríría una revolución en la toma de decisiones económicas.
  • El otro inviable, en el que la humanidad continúa agotando el capital natural de la Tierra.

Eventos posteriores al Informe Brundtland

Tras la presentación del Informe Brundtland, el siguiente acontecimiento internacional significativo fue la Cumbre sobre la Tierra, celebrada en junio de 1992 en Río de Janeiro. Denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en ella estuvieron representados 178 gobiernos con 120 Jefes de Estado. El objetivo principal de la Cumbre era encontrar modos de convertir las buenas intenciones en medidas concretas y de que los gobiernos firmaran acuerdos vinculantes específicos para hacer frente a los grandes problemas ambientales y de desarrollo. Los resultados de la Cumbre incluyen convenciones globales sobre la biodiversidad y el clima, una Constitución de la Tierra de principios básicos, y un programa de acción, llamado Agenda 21, para poner en práctica estos principios. Aunque los resultados se vieron empañados por la negativa de algunos gobiernos a aceptar los calendarios y objetivos para el cambio (por ejemplo para la reducción de emisiones gaseosas que conducen al calentamiento global), a firmar ciertos documentos (había quien opinaba que el Convenio sobre la Diversidad Biológica debilitaba las industrias de biotecnología de los países industrializados), o a aceptar la adopción de medidas vinculantes (como en el caso de los principios forestales). En sus 41 capítulos, el programa de acción contenido en la Agenda 21 aborda casi todos los temas relacionados con el desarrollo sostenible que se puedan imaginar, pero no está lo suficientemente financiado.

El éxito de la Cumbre fue un importante ejercicio de concienciación a los más altos niveles de la política. Con posterioridad a la Cumbre ningún político relevante podría ignorar los vínculos existentes entre el medio ambiente y el desarrollo. Además, dejó claro que eran necesarios cambios fundamentales para alcanzar un desarrollo sostenible.

En 2002, la Organización de las Naciones Unidas convocó la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible, también conocida como Río+10. Los acuerdos finales acordados en esta Cumbre, que reunió en la ciudad sudafricana de Johannesburgo a representantes de 191 países, incluyeron una Declaración Política, que formula una serie de principios para alcanzar el desarrollo sostenible, y un Plan de Acción en el que destacan los siguientes compromisos:

  • Reducir a la mitad en 2015 la población que vive sin agua potable y sin red de saneamiento de aguas residuales.
  • Recuperar, en el año 2015, las reservas pesqueras donde sea posible y crear, antes de 2012, una red de áreas marítimas protegidas. Este plan contempla la reducción de las capturas para devolver a niveles saludables los caladeros de pesca.
  • Reducir, significativamente, la pérdida de biodiversidad antes de 2010.
  • Minimizar, antes de 2020, el impacto producido por la emisión de productos químicos al medio ambiente.

La Cumbre de Johannesburgo decepcionó a las organizaciones no gubernamentales que esperaban acuerdos concretos en otros aspectos como el aumento de las fuentes de energía renovables o la lucha contra la pobreza.

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Referencias

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