“La erradicación de la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia. Es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente. Mientras persista la pobreza, no habrá verdadera libertad.”, Nelson Mandela (1918-2013)

Tasa Tobin

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Tasa Tobin

La tasa Tobin o impuesto a las transacciones financieras (ITF) es una propuesta de impuesto sobre el flujo de capitales en el mundo sugerido a iniciativa del economista estadounidense James Tobin en el año 1971 cuya instauración en el ámbito internacional ha sido propuesta e impulsada por el movimiento ATTAC, y por personalidades como Ignacio Ramonet, cuya implantación está siendo considerada con motivo de la crisis económica de 2008-2011. El propio Tobin ha considerado que se ha abusado de su nombre y su idea. En 2011 se ha vuelto a demandar la creación de un impuesto a las transaciones financieras, tanto desde autores políticas y monetarias -Unión Europea- como desde ONG como Oxfam.

James Tobinrecibió el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel (conocido habitualmente como Premio Nobel de Economía) en 1981, por su análisis de los mercados financieros y las relaciones con las decisiones de gasto, empleo, producción y precios.

La Tasa Tobin consistiría en pagar un impuesto cada vez que se produce una operación de cambio entre divisas, para frenar el paso de una moneda a otra y para, en palabras de Tobin echar arena en los engranajes demasiado bien engrasados de los mercados monetarios y financieros internacionales. La tasa debía ser baja, en torno al 0,1%, para penalizar solamente las operaciones puramente especulativas de ida y vuelta a muy corto plazo entre monedas, y no a las inversiones.

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) concluyó que la tasa Tobin permitiría recaudar 720.000 millones de dólares anuales, distribuibles a partes iguales entre los gobiernos recaudadores y los países más pobres. Por su parte, el PNUD afirma que con el 10% de la suma recaudada sería posible proporcionar atención sanitaria a todos los habitantes del planeta, suprimir las formas graves de malnutrición y proporcionar agua potable a todo el mundo, y que con un 3%, se conseguiría reducir a la mitad la tasa de analfabetismo presente en la población adulta, universalizando asimismo la enseñanza primaria.

Los movimientos por una globalización alternativa opinan que los ingresos que este impuesto produciría podrían ser una importante fuente de financiación para combatir la pobreza en el mundo, pero otros, en especial los liberales de la escuela austriaca lo consideran una medida intervencionista especialmente perniciosa al obstaculizar el libre comercio, perjudicando según ellos a los países más pobres y presentando enormes dificultades de recaudación, gestión y utilización de los fondos.

El origen de la tasa

El 15 de agosto de 1971, por orden del presidente Richard M. Nixon, el dólar estadounidense dejó de ser convertible en lingotes de oro incluso para gobiernos y bancos centrales extranjeros. Fue el fin del sistema de Bretton Woods, y el final definitivo al patrón oro. Con la adopción de un sistema de tipos de cambio flotantes y el fin de los controles sobre los movimientos de capitales, James Tobin sugirió un nuevo sistema para la estabilidad monetaria mundial y propuso que tal sistema debería incluir una tasa que gravara las transacciones comerciales internacionales.

La idea durmió en un cajón durante más de 20 años, rechazada por el propio Tobin, que decía haber sido malinterpretado. Sin embargo, en 1997, Ignacio Ramonet, editor de Le Monde Diplomatique, reimpulsó el debate sobre la creación de la Tasa Tobin y creó una asociación para promoverla: ATTAC (Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos). La tasa se ha convertido en un asunto defendido por grupos antiglobalización y ha conseguido invadir el debate político en la calle y en algunos parlamentos, llegando a ser incluso defendida parcialmente por el ex presidente francés Jacques Chirac. Por otra parte, el recientemente creado Banco del Sur, iniciativa del presidente Hugo Chávez de Venezuela y el ex presidente Néstor Kirchner, contempla, para mantener su autonomía con respecto a los organismos financieros internacionales (Banco Mundial, FMI, BID, CAF, entre otros) su capitalización con ingresos provenientes de una tasa Tobin introducida a escala regional.

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