“La feminización de la pobreza es un hecho. La falta de oportunidades de empleo acordes con la formación, otro. El acoso y, cuando cabe, la violencia, otro más. Todo ello para un colectivo cuyo único defecto visible parece ser el no haber tenido la previsión de nacer con otro sexo.”, Amelia Valcárcel

¡Indignaos! (libro)

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¡Indignaos! (libro)

...Cuando algo te indigna, como a mí me indignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido

Stéphane Hessel, ¡Indignaos!, 2010 ¡Indignaos! es la traducción al español del librito francés Indignez-vous! (diciembre de 2010), escrito por Stéphane Hessel, diplomático francés, excombatiente de la resistencia francesa, detenido por la Gestapo durante la Segunda Guerra Mundial, internado en varios campos de concentración nazis y participante en la redacción de la Declaración Universal de Derechos Humanos. En castellano el libro se ha publicado con el subtítulo un alegado contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica, prologado por José Luis Sampedro, publicado por Ediciones Destino y con tradución de Telmo Moreno Lanaspa.

El librito (60 páginas, incluyendo prólogo, epílogo y notas) ha sido además traducido al gallego, euskera, catalán, inglés (Time for Outrage!), alemán (Empört Euch!), portugués y al griego, estando previstas otras traducciones. A comienzos de marzo de 2011 el libro había vendido casi millón y medio de ejemplares en Francia.

Contenidos

El libro empieza recordando la participación del autor en la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. El Consejo Nacional de la Resistencia unió a toda la resistencia contra la ocupación nazi, con un programa que incluía, entre otros, la creación de la Seguridad Social, libertad de prensa, enseñanza universal de calidad. Una vez acabada la guerra, y con un país en ruínas fue posible emprender la aplicación de ese programa. Mientras que en la actualidad, todas estas conquistas sociales se ponen en tela de juicio.

El libro está dividido en seis partes:

  • El motivo de la resistencia es la indignación: ¿cómo es posible que se nos diga que no es posible mantener el estado del bienestar y los derechos adquiridos, si fue posible en la posguerra, cuando los medios de producción no eran tan eficaces como ahora? si la motivación de la resistencia frente a la invasión nazi fue la indignación... el autor pide que esta generación tome el relevo y se indigne ante la dictadura de los mercados; «cuando algo te indigna como a mí me indignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido». Los derechos recogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 son universales.
  • Dos visiones de la historia: el autor comienza argumentando que si la Francia de Vichy fue posible fue porque «los propietarios, con su egoísmo, tuvieron un miedo terrible a una revolución bolchevique». Pero si hoy, como entonces, una minoría activa, indignada, se rebela contra estas injusticias, será suficiente para arrastrar al resto de la sociedad.
Una concepción de la historia nos dice se realiza mediante conflictos sucesivos que hacen progresar a la sociedad hacia la libertad; otra que la carrera de la competitividad «puede vivirse como un huracán destructor», una marcha invitable hacia la catástrofe.
  • La indiferencia: la peor de las actitudes: el autor identifica dos grandes desafíos de nuestra época: la creciente distancia entre los muy ricos y los muy pobres; y la del estado del respeto de los derechos humanos y la situación del planeta.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, en cuya redacción participó el autor, es en parte una reacción universal contra los totalitarismos y sus funestos resultados. Cita los artículos 15 y 22 de la Declaración, derecho a tener una nacionalidad y derecho a la seguridad social; el autor pide a la juventud que mire a su alrededor para justificar su indignación, el trato a los inmigrantes, a los sin papeles,...
  • Mi indignación a propósito de Palestina: el autor describe sus numerosos viajes a Gaza, desde 2002 a 2009. Cita el informe del juez judío y sionista sudafricano, Richard Goldstone, que acusa al ejército israelí de haber ser culpable de «actos asimilables a crímenes de guerra y quizás, en determinadas circunstancias, a crímenes contra la humanidad»; «que los propios judíos puedan perpetrar crímenes de guerra es insoportable». La desesperación de los gazatíes, frente a una ocupación militar con medios infinitamente superiores usados con crueldad produce, muchas veces una respuesta violenta. Esta respuesta es exasperación, una «negación de la esperanza» y del futuro.
  • La no violencia, el camino que debemos aprender a seguir: «Estoy convencido de que el porvenir pertenece a la no violencia, a la conciliación de las diferentes culturas»; la respuesta violenta a la violencia corre el riesgo de hacerla perpetua en nuestra sociedad. El mensaje de Martin Luther King y Mandela es muy válido en nuestros días, se trata de un mensaje de esperanza, una propuesta para que las sociedades superen sus conflictos mediante la comprensión y la paciencia; «hay que basarse en los derechos, cuya violación, cualquiera que sea su autor, debe provocar nuestra indignación».
  • Por una insurrección pacífica: el autor considera que «la primera década del siglo XXI ha sido un período de retroceso», atribuido a la presidencia de George Bush, al 11-S y a la respuesta militar de Estados Unidos. La crisis económica no ha sido aprovechada para crear una nueva política de desarrollo.
Si la década de 1990 supuso grandes progresos, como la conferencia de Río sobre el medio ambiente (1992), la conferencia de Pekín sobre la mujer (1995), la adopción de los Objetivos del Milenio (2000); ni Obama ni la Unión Europea ha propuesto una fase constructiva fundamentada en valores universales. El autor llama a una insurreccion pacífica contra los medios de comunicación de masas que únicamente llaman al consumo, desprecian la cultura, a las minorías y evitan la reflexión.

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Referencias

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