“La feminización de la pobreza es un hecho. La falta de oportunidades de empleo acordes con la formación, otro. El acoso y, cuando cabe, la violencia, otro más. Todo ello para un colectivo cuyo único defecto visible parece ser el no haber tenido la previsión de nacer con otro sexo.”, Amelia Valcárcel

Carta del Atlántico

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Carta del Atlántico

La Carta del Atlántico (Atlantic Charter) fue una declaración de principios de política internacional realizada por el presidente de los Estados Unidos de América, Franklin Delano Roosevelt, y el primer ministro británico, Winston Churchill, firmada el 14 de agosto del año 1941 (ya comenzada la Segunda Guerra Mundial, aunque antes de que Estados Unidos de América entrara en ella), frente a las costas de Terranova, concretamente en la localidad costera de Plasentia Bag. La reunión se realizó a bordo del Prince of Wales, de la Royal Navy, y del Augusta, buque presidencial de la Armada norteamericana.


La Carta del Atlántico expresó la esperanza de que, después de la derrota de las potencias del Eje, todos los países pudieran sentirse seguros frente a cualquier agresión extranjera. Reconocía el principio de libertad de los mares, expresaba la convicción de que la humanidad debía renunciar al uso de la fuerza en las relaciones internacionales y afirmaba la necesidad del desarme tras la esperada victoria aliada.

En la Carta del Atlántico quedaron fijados y resumidos los principios comunes que habían de seguir los aliados en cuestiones de política internacional, una vez acabada la guerra y después de la total destrucción de la tiranía nazi. Se consideraba el establecimiento de un sistema de seguridad colectiva, el inicio de un régimen de colaboración económica entre todos los países contrarios al Eje, la restauración de todos los derechos soberanos de los pueblos y, por último, la enumeración de los principios democráticos básicos que deberían prevalecer, una vez concluidas las hostilidades, en el dominio de las relaciones internacionales.
El presidente Franklin D. Roosevelt (izquierda) y el Primer Ministro Winston Churchill (primer plano) durante la Conferencia sobre la Carta del Atlántico

En ocho puntos, la Carta, desarrolla las concepciones políticas y económicas sobre ciertos asuntos, como fueron: la elección libre de los Gobiernos, liberados o no; la práctica del libre comercio entre los países; la plena libertad de navegación en todos los mares; el total desmantelamiento militar de los países agresores; la total condena de los cambios territoriales llevados a cabo en contra de la voluntad de las poblaciones implicadas; y la necesidad de crear un organismo internacional capaz de mantener semejantes presupuestos y asegurar la paz colectiva de todos los países con el objetivo de evitar una nueva guerra mundial. Este último punto no precisa la creación de las Organización de las Naciones Unidas, no obstante, la Carta del Atlántico fijó muchos principios fundamentales de esta organización

El 1 de enero del año 1942, los veintiséis países contrarios al Eje, entre los que se incluía la Unión Soviética, firmaron lo que se dio en llamar la Declaración de Washington, que venía a ratificar lo acordado en la Carta del Atlántico con el añadido de varios principios más, como el de la libertad religiosa y la reiteración de la solidaridad de las potencias aliadas unidas contra los países fascistas del Eje y sus satélites.

El objetivo inmediato de la Carta del Atlántico fue comprometer a los Estados Unidos de América en la guerra, a pesar de la fuerte oposición de numerosos políticos y gran parte de la ciudadanía. La Carta establecía unos fines claros por los que Estados Unidos debían entrar en la Guerra Mundial, sirviendo, de este modo, para concienciar al pueblo norteamericano.

Pacto plasmado en la Carta del Atlántico señalaba una serie de objetivos por los que se justificaba la entrada del pueblo norteamericano en la guerra. El 7 de diciembre de 1942, el presidente Roosevelt encontró la justificación que necesitaba para involucrarse en la guerra con el ataque japonés por sorpresa a la base naval norteamericana en Pearl Harbour.

Texto completo de la Carta

El Presidente de los Estados Unidos de América y el Primer Ministro representante del Gobierno de S. M. en el Reino Unido, habiéndose reunido en el Océano, juzgan oportuno hacer conocer algunos principios sobre los cuales ellos fundan sus esperanzas en un futuro mejor para el mundo y que son comunes a la política nacional de sus respectivos países:

  1. Sus países no buscan ningún engrandecimiento territorial o de otro tipo.
  2. No desean ver ningún cambio territorial que no esté de acuerdo con los votos libremente expresados de los pueblos interesados.
  3. Respetan el derecho que tienen todos los pueblos de escoger la forma de gobierno bajo la cual quieren vivir, y desean que sean restablecidos los derechos soberanos y el libre ejercicio del gobierno a aquellos a quienes les han sido arrebatados por la fuerza.
  4. Se esforzarán, respetando totalmente sus obligaciones existentes, en extender a todos los Estados, pequeños o grandes, victoriosos o vencidos, la posibilidad de acceso a condiciones de igualdad al comercio y a las materias primas mundiales que son necesarias para su prosperidad económica.
  5. Desean realizar entre todas las naciones la colaboración más completa, en el dominio de la economía, con el fin de asegurar a todos las mejoras de las condiciones de trabajo, el progreso económica y la protección social.
  6. Tras la destrucción total de la tiranía nazi, esperan ver establecer una paz que permita a todas las naciones vivir con seguridad en el interior de sus propias fronteras y que garantice a todos los hombres de todos los países una existencia libre sin miedo ni pobreza.
  7. Una paz así permitirá a todos los hombres navegar sin trabas sobre los mares y los océanos.
  8. Tienen la convicción de que todas las naciones del mundo, tanto por razones de orden práctico como de carácter espiritual, deben renunciar totalmente al uso de la fuerza. Puesto que ninguna paz futura puede ser mantenida si las armas terrestres, navales o aéreas continúan siendo empleadas por las naciones que la amenazan, o son susceptibles de amenazarla con agresiones fuera de sus fronteras, consideran que, en espera de poder establecer un sistema de seguridad general, amplio y permanente, el desarme de tales naciones es esencial. Igualmente ayudarán y fomentarán todo tipo de medidas prácticas que alivien el pesado fardo de los armamentos que abruma a los pueblos pacíficos.

Franklin D. Roosevelt — Winston Churchill 14 de agosto de 1941

Texto completo de la Carta (original inglés)

Joint declaration of the President of the United States of América and the Prime Minister, Mr. Churchill, representing His Majesty's Government in the United Kingdom, being met together, deem it right to make known certain common principles in the national policies of their respective countries on which they base their hopes for a better future for the world.

First, their countries seek no aggrandizement, territorial or other;
Second, they desire to see no territorial changes that do not accord with the freely expressed wishes of the peoples concerned;
Third, they respect the right of all peoples to choose the form of government under which they will live; and they wish to see sovereign rights and self government restored to those who have been forcibly deprived of them;
Fourth, they will endeavor, with due respect for their existing obligations, to further the enjoyment by all States, great or small, victor or vanquished, of access, on equal terms, to the trade and to the raw materials of the world which are needed for their economic prosperity;
Fifth, they desire to bring about the fullest collaboration between all nations in the economic field with the object of securing, for all, improved labor standards, economic advancement and social security;
Sixth, after the final destruction of the Nazi tyranny, they hope to see established a peace which will afford to all nations the means of dwelling in safety within their own boundaries, and which will afford assurance that all the men in all the lands may live out their lives in freedom from fear and want;
Seventh, such a peace should enable all men to traverse the high seas and oceans without hindrance;
Eighth, they believe that all of the nations of the world, for realistic as well as spiritual reasons must come to the abandonment of the use of force. Since no future peace can be maintained if land, sea or air armaments continue to be employed by nations which threaten, or may threaten, aggression outside of their frontiers, they believe, pending the establishment of a wider and permanent system of general security, that the disarmament of such nations is essential. They will likewise aid and encourage all other practicable measures which will lighten for peace-loving peoples the crushing burden of armaments.

Signed by: Franklin D. Roosevelt & Winston S. Churchill

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